domingo, 4 de noviembre de 2012

Historia del Estado Cojedes Un Paraiso Sin Jorobas


Historia del Estado Cojedes

 

       La más variada fronta, los más diversos paisajes, una abigarrada muestra zoológica. Valles, sabanas, llanos, selvas, montañas, galeras, todo ello esta presente en el Estado Cojedes, entidad federal venezolana, a la que   por antonomasia se le vincula al llano porque priva un mayor territorio “sin jorobas”. Las especiales condiciones señalaron donde debían aposentarse los pobladores desde los mas lejanos en el tiempo.

      Indómito, los primitivos pobladores deambularon por el ámbito Cojedeño, rancheando a orillas de ríos y caños, viviendo de la recolección,  de la caza y de la pesca antes que de la siembra de los tradicionales cultivos de nuestros indígenas. Por allí señorearon caribes, Achaguas, gayones,  güires, guaiqueries, taparitas, tamanacos, pero fundamentalmente los primeros, que dejaron su impronta en los hermosos topónimos que identifican a Cojedes: Chirgua, tinapun, pacaragua, tucuragua, macapo, tinaco, paraima, entre otras.

     Con esta gente se van a topar los religiosos. A los misioneros capuchinos andaluces se deben los pueblos cojedeños.

      Estoicos, a pesar de las flechas y macanas de los aborígenes, empeñados en resguardar su territorio de la intrusión. Con sus inmensos hábitos oscuros, su cordón  sandalias y luengas barbas, los hijos de San Francisco, a pie, en bestias o embarcados sembraban la semilla del cristianismo, reducían a pueblos a la diáspora de los naturales y asi surgió la mayoría de las comunidades, desde su capital San Carlos, El Baúl, Cerronegro, Lagunitas, Mapuey, Santa Clara de Caramacate, San Francisco de Cojedes, en los siglos xvii y xvii. Unos se quedaron; otros desaparecieron. Muchos clérigos pagaron con su vida la penetración del territorio cojedeño, como Fray Placido de Belicena a quien en 1666 mataron los guamonteyes del indio Cabezón en el sitio de Paraima.

    En la guerra de independencia, Cojedes cedió a muchos de sus hijos para la lucha; desde San Carlos, El Tinaco, El Baúl y otros pueblos surgieron nombres que después fueron figuras: los Figueredos, José Laurencio Silva, el fiel custodio y compañero del libertador; Manuel Manrique, el centauro Rafael Ortega, Francisco Farfán, los Rolichon. Sus hijo9s y los de afuera se batieron en los campos de Cojedes, San Carlos, Taguanes, El Arao, Los Colorados.

    Después vendrían los días de torrentes de sangre en la Guerra Federal. En San Carlos murió de un certero balazo en los brazos de Guzmán Blanco el Valiente Ciudadano Ezequiel Zamora.

    Posteriormente, cuando la paz reino, quebrantada algunas veces por guerritas internas, Cojedes comenzó a labrar su futuro. Honestos, bregadotes, laboriosos, callados pero no sumisos, los cojedeños y los que vinieron a meter el hombro por la religión se dedicaron a las tareas del agro. La ganadería y la agricultura han sido  el fuerte de la economía. En las fincas hiatos pastan los ganados que le dan fama al estado. Los hatos barreteros, los loreteros, hato Piñero que cobra fama en los últimos años,  santuario natural de flora y fauna. Recientemente se han instalados zonas industriales en San Carlos y Tinaquillo que contribuyen al desarrollo de la entidad, reclamando el   concurso de la mano de obra en la población económicamente activa.

    También en las letras, el sacerdocio, las bellas artes, el Estado Cojedes a dado prestantes figuras a la nación Venezolana.                 

    Gente vinculada a la literatura, la historia, la educación y la ciencia tienen a Cojedes como patria chica.

    Cojedes tiene el futuro asegurado con tesón, sus hijos van dibujando el mejor perfil de su terruño de lo cual se auguran muchos mejores tiempos.  

    Cojedes cuenta con gran variedad de sitios y lugares históricos entre los cuales se pueden nombrar: La Casa la Blanquera lugar donde se planifico la Batalla de Carabobo, Iglesia Santo Domingo, Iglesia Nuestra Señora del Rosario, Entre otros...Cojedes tiene grandes personas que pasaron a la Historia como lo fueron: José Laurencio Silva quien lucho junta a nuestro Libertador, Mons. Sixto Sosa padre colaborador con la Iglesia de Tinaco.

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